Prejuicios húngaros

  • por Lucas Fernández Canevari

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L

a constante inmigración que recibió Europa este año sacudió especialmente a Hungría. Lo puso en el centro de todas las miradas. Al mirar el mapa del espacio de Schengen¹, se nota cómo la frontera sureste corresponde prácticamente a los húngaros. Quiénes recibieron en lo que va del año a 350.000 refugiados, la mayoría provienen de Siria, Irak, Afganistán o Kosovo. Entran al país con la intención de llegar a otros países como Austria o Alemania.

Y justamente el gobierno húngaro se ganó la opinión de toda la prensa mundial, no por su hospitalidad, sino por aplicar políticas hostiles contra los inmigrantes: alambrados en las fronteras con Serbia y Croacia y penas de hasta cinco años por cruzar ilegalmente. También es terrible por lo que deja de hacer, los campos de refugiados no son más que descampados donde el frío y el barro calan hondo en el espíritu de la gente. Hungría, para el resto del mundo, se transformó en el nuevo malo de la película.

Pero no es nada nuevo, el gobierno Húngaro es polémico. “No hay que hacer como el avestruz ni tener tabúes sobre ciertos temas. Hungría debería mantener la pena de muerte en su agenda.” Dichos de Viktor Orban, actual Primer Ministro de Hungría.

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Unos meses atrás estuve viajando unas semanas por el país, el cual abandoné prometiéndome volver. Por su cultura única que persiste a pesar del paso del tiempo, su comida que es la más sabrosa que probé en Europa y por su gente que, a pesar de sus grandes contradicciones, saben qué tan dura puede ser la historia.

I

“Soy más vieja que Eslovaquia”. Me decía la chica de Couchsurfing que me alojó en Budapest. Lo decía mitad en chiste, mitad en serio. Tenía el perfil de ser una de esas hippies que se escaparon de Woodstock, con su vestido de colores y su casa llena de flores.

Eslovaquia fue por más de 900 años parte de Hungría. Luego de la Primera Guerra Mundial pasó a conformar Checoslovaquia. Recién en 1993 Eslovaquia se separó de República Checa. Hungría perdió mucho territorio luego de esa guerra, gran parte de lo que hoy es Rumania, Croacia, Polonia y Eslovaquia. Esa herida, que todavía está latente en algunos rincones del país, hizo reflorecer un fuerte sentimiento nacionalista.

Esa noche nos juntamos con sus amigos a tomar unas cervezas. Fuimos a uno de los famosos ruin pubs que hay un Budapest, ubicados en el corazón del barrio judío. Son bares con apariencia de edificio abandonado, decorado con artículos de segunda mano en medio de un ambiente inconformista. Fue una buena forma de recuperar esos espacios destruidos por la Segunda Guerra Mundial (sí, Hungría sufrió las dos guerras).

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Por suerte sus amigos hablaban inglés. Cuando dije que pensaba visitar Bratislava empezaron con los chistes contra los eslovacos. En un momento dije que si bien Eslovaquia es un país relativamente nuevo, su cultura tiene muchos más años. Su respuesta fue concreta: risas.

Esa noche me fui a dormir pensando que es casi un oxímoron que en el corazón de barrio judío de Budapest, dónde la guerra destruyó a su antojo familias y edificios, se rían de un país vecino. Tenía la sensación de que tanto sufrimiento y tanto esfuerzo por recuperar lo perdido, al final, no había cambiado mucho.

Tiempo después volví a hablar con ella. Es una de las tantas voluntarias que visita la estación de tren Keleti, en Budapest, llevando alimentos y abrigos. Luchando no sólo contra la mirada pasiva de la policía sino también contra leyes del gobierno que prohíbe brindar asistencia. Alojar a un inmigrante sin permisos o simplemente llevarlo en el auto, desde septiembre de este año, son considerados delitos. 

Una vez más la historia vuelve a sacudir las puertas de Hungría y, cuando la historia llama, no queda lugar para las chicanas y parece que el pueblo húngaro vuelve a recuperar su memoria.

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II

“Hungría tiene un gran problema, y este son los gitanos. Son vagos y como no quieren trabajar se dedican a hacer dinero de formas ilegales.” Lo dijo Daniel sin que se le moviera un músculo de la cara. Lo conocí en Pecs, cerca de la frontera con Croacia, no muy lejos de Serbia, donde miles de inmigrantes cruzaron en estos últimos meses. Para él, los gitanos tampoco son húngaros por más que hace 500 años habitan estas tierras. Para él, el gobierno actúa mal en dejarlos estar acá. Para él, los gitanos buscan ocupar ese lugar tan violento. Para él, los gitanos cometen delitos a propósito, para tener, al menos, una noche en la cárcel.

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Entonces le pregunté:

-¿Y si es al revés? ¿Y si es la imagen que la sociedad tiene de ellos lo que usan como reflejo para armar su propia identidad?

Mi inglés no debe haber sido muy bueno, y no me debe haber entendido, porque acto seguido se fue a la cocina a preparar unos panes con paprika.

La ciudad de Pecs también es famosa por albergar la quinta universidad más antigua de Europa. Es un epicentro de estudiantes por excelencia. Por lo general los estudiantes simpatizan con ideas revolucionarlas, sueñan con un mundo más igualitario y justo. En Hungría la revolución va por otro lado. El partido político más popular entre los jóvenes es Jobbik (movimiento por una Hungría mejor). Sus discursos se destacan por ser antisemitas y antigitanos. Dicen que la homosexualidad y el travestismo son enfermedades mentales.

Él no simpatizaba con Jobbik. “Son muy radicales”.

Facebook me volvió a encontrar con Daniel. Estaba preocupado por la manera deshumanizada con la que el gobierno húngaro trataba el problema de los refugiados. Sus publicaciones en la red social llamaban a sus compatriotas a dar una mano y ponía teléfonos y direcciones para llevar donaciones. Sabe que miles de húngaros fueron inmigrantes durante y después de la segunda guerra, sabe lo difícil que es.

La cultura húngara se mantiene pese a haber sufrido constantes invasiones y guerras. En el siglo anterior permanecieron bajo el dominio de la Casa de Habsburgo, de los nazis y bajo la órbita soviética. Esto no hizo más que acrecentar el fuerte sentimiento nacionalista.

La crisis de los refugiados parece recrudecer la cuestión, pero mientras haya algún atisbo de memoria sobre el pasado, que todavía duele a más de uno, parece recuperar la memoria y, a pesar de sus propias dificultades, están dispuestos a dar ayuda.

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Referencias:

  • 1 Espacio Schengen: acuerdo firmado entre los principales países europeos con el fin de suprimir los controles migratorios internos y establecer controles comunes en las fronteras exteriores de esos países
  • Lucas Fernández Canevari mochilasenviaje.com

    De chico los libros lo indujeron a una vocación, ser detective. Algo que hoy ejerce, pero cómo detective de otras culturas, de otras maneras de concebir el mundo. Para lograrlo cree que hay tres elementos que son indispensables: el viajar, la lectura y la fotografía. Como todo detective goza de buena memoria, pero la malgasta recordando resultados de los mundiales de fútbol. Parte de sus ideas las escribe en mochilasenviaje.com junto con su fiel compañera Ludmila.

Showing 2 comments
  • Rosana Budapest
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    No había conocido Hungría desde ese punto de vista, muy fresco pero tétrico y ahogado en tanta historia. Muchas gracias por compartir.

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  • […] nombre, como si la conocieras de toda la vida. Sabes de los moais pero poco del resto, como cuando crees saberlo todo de una persona por conocer sus dos apellidos pero estás a años luz de entenderla. La imagen de los gigantes de […]

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