Ramadán de los Unos y los Otros

  • por Tatiana Sidlik

U

no de los cinco pilares en los que se basa el islam es el ayuno desde el alba hasta que el sol se esconde, durante todos los días del mes de Ramadán, noveno mes en el calendario musulmán. Es un tiempo de gran sacrificio para los creyentes y requiere de mucha fuerza de voluntad. Más aún si éste coincide con el verano.

Con mi pareja, tuvimos la oportunidad de vivir el inicio del mes de Ramadán en el Kurdistán Turco. De hecho, Turquía fue nuestro primer contacto con el mundo musulmán y estábamos ansiosos de vivir este evento tan representativo de esta religión y de esta cultura que tanto nos intrigaba y atraía. Turquía es un país con mayoría de musulmanes, pero donde las normas del islam no forman parte de las leyes del país. Por lo tanto, cada uno es libre de profesar su religión como desee.

Ramadán en Irán revista otro mapa

Ramadán en Irán revista otro mapa

El primer día del mes de Ramadán que salimos a la calle, notamos que había algunos restaurantes abiertos con la cortina baja y con los alimentos fuera de la vista de los peatones. En cambio las panaderías, por lo general, tenían sus productos exhibidos en las vidrieras. Mientras caminaba, pensaba: “Pobre la gente que ayuna! ¿Cómo lo logra viendo todas esas cosas tan ricas?”. Nosotros siempre tratamos de ser muy respetuosos y pusimos especial cuidado en no comer ni beber en las calles, ya que notamos que allí la mayoría de la gente respetaba el ayuno de Ramadán y no queríamos incomodarlos.

El segundo día, nos encontró haciendo dedo para movernos entre dos pequeñas ciudades, en medio de la montaña y contemplando el monte Ararat cubierto por sus nieves eternas. Nos llevó una minivan, manejada por  un veloz conductor de cabellos y barba grises. Antes de llegar a destino, nos sorprendió al desviarse de la ruta por un camino de tierra. Buscó cuidadosamente un lugar para detenerse, paró frente a la precaria casa de un anciano y bajó del vehículo. El anciano, que tenía el aspecto de un viejo ermitaño, le dio una alfombra mientras nos regalaba unos caramelos que guardamos para comer disimuladamente. Mientras tanto, nuestro conductor colocó la pequeña alfombra sobre la tierra y comenzó a rezar. Fue un momento de mucha paz y respeto para nosotros. Lo observábamos silenciosamente mientras el viejo nos quería hablar en “tukinglish” y sacaba pan y té para convidarnos.

Los 5 pilares del islam

1° Hay un solo Dios y Mahomma es su profeta.

2° Se debe rezar cinco veces al día con orientación a La Meca.

3° Se debe dar limosna para la gente pobre.

4° Se debe ayunar en el mes de Ramadán.

5° Se debe peregrinar a La Meca al menos una vez en la vida.

Luego de tres días cruzamos a la República Islámica de Irán, un país en el cual el islam forma parte de la ley que organiza el Estado. Las mujeres deben usar hijab – su pelo cubierto, y todo su cuerpo también a excepción de las manos y la cara-, no se debe beber alcohol, y, entre otras cosas, es obligatorio respetar el mes de Ramadán.

Allí pensábamos que el tema del ayuno sería más extremo.   Y dado que los restaurantes deben permanecer cerrados durante el día, suponíamos que moriríamos de hambre y sed, y que no encontraríamos comida fácilmente. Pero no fue así y la realidad que encontramos es que la situación variaba ciudad a ciudad. Durante el mes de Ramadán hemos vivido en ciudades poco religiosas como lo es Teherán, donde se pueden ver mujeres con su shal colgando de dos pelos como gesto de rebeldía y también en ciudades extremadamente religiosas como Qom, donde prácticamente no se ven mujeres sin chador en la calle.

Ramadán en Irán revista otro mapa

Ramadán en Irán revista otro mapa

Durante el mes de Ramadán hemos vivido en ciudades poco religiosas como lo es Teherán, donde se pueden ver mujeres con su shal colgando de dos pelos como gesto de rebeldía y también en ciudades extremadamente religiosas como Qom donde prácticamente no se ven mujeres sin chador en la calle.

Si bien los restaurantes deben permanecer cerrados, las panaderías, verdulerías y lugares donde venden comida para llevar tipo sandwiches, permanecían abiertos todo el día, y allí se podía conseguir comida. Era normal ver mucha gente por la calle llevándose su comida, o medio escondidos entre los arbustos comiendo o fumando. Pero cuando el sol se esconde y la luna se asoma, es tiempo de iftar y las calles se convierten en un festival de comida. La gente sale a las calles a comer y a disfrutar de la noche en familia. O bien se juntan a cenar en alguna casa. Se puede ver gente haciendo picnic en todos lados, incluso en los amplios patios  de las mezquitas. Es importante destacar que, luego de nuestro viaje por Irán comprobamos que los iraníes son expertos en hacer picnic.

En sus inicios, el propósito de ayunar fue sentirse en la piel de una persona pobre que no tiene para comer. Pero hoy en día parece que es una tradición que actúa como una limpieza, purificación y meditación. Ya que cuando se oculta el sol, las personas comen en abundancia y esa posibilidad no la tiene la gente pobre.

Ramadán en Irán revista otro mapa

Y llegamos a la conclusión de que en los países donde la religión se profesa libremente, de corazón y sin ninguna imposición, más personas practican el ayuno del mes de Ramadán y se sienten felices de hacerlo.

Con el pasar del tiempo y mi paso por las distintas ciudades, comprendí que existen diferentes formas de vivir el Ramadán. Como Irán es un país que adoptó una religión para el Estado, uno se imagina que todo el mundo es religioso, pero no es así, la realidad es muy distinta. El país está bastante dividido, e incluso se podría pensar que es algo generacional. Hay personas muy religiosas, generalmente mayores de cuarenta años y otras que están en desacuerdo con la religión, y suelen ser jóvenes. Aunque claro, la realidad es mucho más diversa que las generalizaciones.

Al preguntar a una persona de entre veinte y treinta años si está ayunando -pregunta que solíamos hacer para saber cómo manejarnos-, lo más probable era que responda con una carcajada y un gesto muy típico de los iraníes en el que mueven la mano y la cabeza hacia arriba, y hacen un chasquido con la lengua, para indicar negación. Pero seguramente sus padres sí ayunaban.

El final del Ramadán, llamado  Eid Al-Fitr, también fue muy esperado por nosotros. Pero en Irán no fue diferente al resto de los días. Lo pasamos en la casa de una familia religiosa, en una ciudad pequeña del desierto. Simplemente cenaron juntos como cualquier noche, y luego disfrutaron los tres días de vacaciones descansando todos juntos en la casa de la abuela en un pueblo cercano.

Ramadán en Irán revista otro mapa

Nuestras sensaciones se contradecían constantemente. Pasábamos de ver gente comiendo con cautela en la calles de Teherán, a que en una pequeña ciudad a menos de doscientos kilómetros de la misma un amigo nos recomiende mascar el chicle con cuidado en las calles, mientras que en su casa preparaba alcohol casero, sin ningún disimulo, algo prohibido en Irán. Nosotros hemos conocido más gente que no ayunaba que la que sí, pero es difícil lograr una estadística concreta. Debo reconocer que por momentos pensábamos que si bien en Irán el Ramadán forma parte de las leyes del país, termina siendo para unos pocos.

Y llegamos a la conclusión de que en los países donde la religión se profesa libremente, de corazón y sin ninguna imposición, más personas practican el ayuno del mes de Ramadán y se sienten felices de hacerlo. En cambio en Irán, donde se impone la ley islámica y el uso de hijab, mucha gente se está apartando de la religión. Una frase que un joven allí nos dijo es “en Irán todo está prohibido, pero todo es posible”.

Ramadán en Irán revista otro mapa

  • Tatiana Sidlik caminandoporelglobo.com

    Tati estudió ingeniería civil sin razón alguna. Gracias a los viajes descubrió su verdadera vocación que es la construcción con tierra. Y sí, es una ingeniera un tanto particular. Ama reír y hacer reír a los demás. Le apasiona viajar, no tanto por los destinos, sino por la gente que encuentra en cada lugar del mundo. Además de calcular estructuras, escribe sus experiencias en caminandoporelglobo.com. Viajó con su casita cuestas pero pronto la abandonará para cargar nuevamente la mochila al hombro.  

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