Amazonía, el pulmón del mundo

  • por Pablo García
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esde su origen en la altura de las montañas de la Cordillera de los Andes, hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, la cuenca del Amazonas es una verdadera maravilla de la naturaleza, que no deja de sorprender a cada visitante que se atreve a enfrentar sus senderos. Si uno busca algo de información sobre este extraordinario ecosistema, encontrará datos que dan cuenta de la gran biodiversidad que alberga. La Amazonia está conformada por una red de ríos, riachos y lagunas que aportan su caudal de agua al gran Río Amazonas y dan morada a más de más de 2000 especies de árboles, 400 especies de mamíferos, 500 especies de anfibios, más de 1700 especies de aves, 2000 especies de peces y casi un millón de variedades de insectos. Incluso hay informes que afirman que en un solo árbol en la Amazonia se han encontrado 85 tipos de hormigas diferentes.

Pero, la Amazonia no es solo un paraíso natural. En la cuenca de la Amazonia hay caseríos, pueblos, ciudades y grandes urbes. Iquitos y Manaos quizás sean las ciudades más pobladas de la región y las más visitadas por el turismo, pero hay otras. Son auténticas moles de cemento, con todos los pro y los contra que eso supone. Edificios, autobuses, aeropuertos, plazas, autopistas, parques… allí hay de todo. Y junto con estas grandes urbes, pequeñas aldeas que resisten manteniendo sus tradiciones o buscando sumarse a los diferentes negocios que trae el turismo.

Entre el verde de la selva y el pavimento de sus ciudades, la Amazonía hoy en día resulta uno de los lugares del mundo que congrega la atención de la política y la ciencia por su rol estratégico en la regulación de la vida en nuestro planeta.

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La vida se abre paso 

La Amazonia ocupa la región central de América del Sur. Se trata de un ecosistema tropical alrededor de una cuenca lacustre que permitió la conformación del bosque tropical más extenso del mundo (con más de 6 millones de kilómetros cuadrados) que se extiende por nueve países. Si bien Perú y Brasil tienen entre sus fronteras la mayor parte de la selva amazónica, esta se extiende también por sectores de Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam. Ahora bien, aunque la extensión de la Amazonia es sorprendente, su mayor tesoro no es su tamaño sino la biodiversidad que alberga en su interior.

Al recorrer los senderos de los bosques que rodean la cuenca lacustre de la Amazonía, si uno hace silencio, los sonidos de la vida en la selva comienzan a aparecer. Decenas de especies de monos habitan sus árboles aunque son esquivos al encuentro con el hombre. Los perezosos, reyes de la holgazanería animal, se asolean por horas en las copas de los árboles ribereños junto a lagartos, lagartijas, caimanes, cocodrilos y alguna que otra serpiente. Si uno tiene suerte, puede escuchar (o incluso ver) al rey de esta selva, el jaguar. Pero esto es difícil… cada vez más difícil.

Info

La Amazonia es el bosque tropical más extenso del mundo superando los 6 millones de kilómetros cuadrados repartidos entre nueve países (Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam).

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Los ríos y lagunas de la Amazonia también albergan un ecosistema diverso que incluye desde tortugas acuáticas, pasando por decenas y decenas de especies de peces hasta las temidas pirañas y anacondas que protegen celosamente su territorio. Pero los viajeros particularmente buscamos encontrar uno de los más bellos habitantes de la cuenca amazónica: el delfín rosado. No resulta difícil encontrarlo, muchas veces nadan junto a los cargueros que surcan los ríos o se los puede hallar en los sectores del Amazonas donde los peces desovan y los delfines  consiguen su gran banquete.

La diversidad de aves de esta región del mundo amerita un párrafo aparte. Desde el colorido tucán hasta la majestuosa águila harpía, la cuenca amazónica se encuentra entre las áreas con mayor diversidad de aves del mundo. Garzas, águilas, decenas y decenas de especies de pájaros, colibrís y guacamayos… todos habitan el mismo ecosistema. Los amaneceres son el momento ideal en el Amazonas para disfrutar de la diversidad de aves. Uno puede trasladarse por los ríos en pequeñas canoas de madera que se deslizan imperceptiblemente por la corriente y encontrará un festín de aves buscando alimento con las primeras luces del día.

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Se cree que un 20 por ciento de las especies de plantas del mundo se halla en el bosque amazónico.

Pero la biodiversidad de la Amazonia no se manifiesta solo en su fauna sino también en su vegetación. Se cree que un 20 por ciento de las especies de plantas del mundo se halla en el bosque amazónico. Particularmente resulta interesante el aporte que estas plantas pueden realizar a la salud dado que la selva alberga una amplia variedad de plantas medicinales usadas por los pueblos originarios desde tiempos inmemoriales. Úlceras, asma, mordeduras de víbora, problemas sanguíneos, apendicitis, problemas cardíacos, respiratorios, dentales, problemas digestivos, entre otros, todos se pueden curar con plantas que se encuentran en la cuenca amazónica. Pero además de sus propiedades curativas, la vegetación de la Amazonía se destaca por su belleza y su colorido. Hay una planta que resalta en la diversidad de la su vegetación amazónica: la Victoria Reggia, un enorme lirio de agua que suele reconocerse por tener la flor más grande del mundo. Tiene enormes hojas redondas que sobrepasan el metro de diámetro y tallos sumergidos de hasta 10 metros de largo, con una flor que  supera los 40 centímetros de diámetro y se abre cada anochecer hasta la mañana siguiente.

Esta diversidad de vegetación le da a la Amazonía un rol muy importante en la regulación de la vida en el planeta. Gran parte del ciclo del carbono se produce allí, por lo que se la conoce a esta región  también como “los pulmones de la Tierra”.

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El pulmón de la tierra, con problemas.

La Amazonía juega un papel crítico en la regulación del dióxido de carbono en la atmósfera, por lo que su deforestación tiene un impacto directo en el cambio climático. Y no sólo eso, además de perderse árboles capaces de “reciclar” el aire, su quema es responsable del 20 por ciento anual de las emisiones de gases con efecto invernadero a la atmósfera. La destrucción de la selva hace que se libere más CO2 a la atmósfera, aumentando las temperaturas y lo que promueve, en un círculo vicioso, las sequías en el propio Amazonas.

Entre quienes viven en la selva y quienes llegan a ella cada día podemos encontrar aquellos que buscan vivir y disfrutar de ella sin dañarla, cuidándola y protegiéndola y quienes quieren quitarle su mayor riqueza para encontrar ganancias a cualquier precio. Esto no es algo nuevo. La historia de la vida en Amazonia estuvo ligada a grandes descubrimiento que llevaron a la construcción de importantes riquezas. La apropiación de riquezas naturales que supuso la fiebre del caucho, en Iquitos por ejemplo, hoy se evidencia en las enormes mansiones que visten de gala la costanera de la ciudad.

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Muchas de las iniciativas que se han puesto en marcha en Amazonia suponen grandes riesgos para la biodiversidad y el medio ambiente. La principal amenaza la constituye la expansión de la frontera agrícola para sumar hectáreas al cultivo de la soja, pero también otros problemas que asolan la región son la explotación de hidrocarburos, la construcción de rutas y presas y los incendios. Al sobrevolar esta parte del planeta, se puede ver perfectamente cómo la selva va perdiendo superficie frente al denominado “progreso’. Del mismo modo que cada día se descubren nuevas especies que habitan su ecosistema la Amazonía, se estima que cada día se desforesta a un área equivalente a cerca de 4.500 estadios de fútbol, según el Fondo Mundial para la Naturaleza, (WWF).

Además, está la problemática de la caza furtiva y de las alteraciones que produce la intervención del hombre en el medio ambiente que tienen un impacto directo en la posibilidad de supervivencia de las especies. La reducción de las reservas de agua potable y la acción del hombre sobre los ecosistemas que cambian el ritmo de lluvias, inundaciones y la fertilidad de la tierra, producen importantes daños a la vida en Amazonia. Finalmente, la búsqueda de hidrocarburos en la zona produce graves consecuencias para la región. Es de destacar que el impacto de estas acciones no afecta solo a la ‘naturaleza’ sino que también trae grandes daños a los pueblos originarios que habitan estas tierras. Su vínculo con la naturaleza y con sus propias tradiciones se ve alterado, incluso llevando a la desintegración de las comunidades.

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La Amazonia es frágil. Actualmente, junto con el Ártico, es una de las regiones que concentra más atención del mundo (y de la política) por su rol estratégico en la regulación de la vida en el planeta. Aunque como en muchos otros temas, es mucho más lo que se dice desde la enunciación política que con las acciones.

  • Pablo García polviajero.com

    Profesor y viajero o viajero y profesor, en el orden que mas les guste. Lo social y la historia son sus pasiones y los motivos de sus viajes constantes ya sean reales o virtuales. Fanático de la literatura fantástica y de los museos, de mercados lejanos y charlas eternas. Después de haber dedicado algunos años a explorar latitudes lejanas, hoy viaja nuevamente por latinoamérica, su primer amor. Escribe en polviajero.com y en decenas de pizarrones, pero esa es otra historia.

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