¿Cómo se hace una canción?

Cómo se hace una canción? Ése fue el enfoque que me pidió la revista. Imposible, para mí, aventurarme en una respuesta con respecto al método artístico, sería, cuanto menos, algo irrespetuoso. Dejemos a los artistas que lo hagan en el video. Lo que sí puedo es ensayar una respuesta que tenga que ver con lo experimental, con el haber estado ahí: para hacer una canción hay que poder abrirla, compartirla, soltarla.

Como les adelantamos en el número anterior, buscando nuevas formas de contar historias llegué a Darío, cantante y músico, con la propuesta de que hiciese una canción con el concepto “caminos”. Le solté mi idea y él aceptó gustoso. La hizo suya y ahí la relacionó con recuerdos, con melodías propias y con una necesidad de contar una vivencia que lo había marcado. Al tiempo entendió que no alcanzaba, que algo faltaba. Así llegó a Gonzalo, músico y productor, para incluirlo en el proyecto. Fue necesario abrirla, compartirla y dejar que el otro la haga suya. La idea-canción-original de Darío había dado paso a otro proyecto-canción-compartido. Y así surgieron nuevos sonidos, acordes, líneas. En la tarde que compartimos con ellos en el estudio los vimos agregar versos, cambiarlos, incorporar distintas guitarras, improvisar un rap y hasta probar distintas versiones de finales. La canción era una pieza de orfebrería que cambiaba de forma una y otra vez.

“Si no tenés la libertad de hacer alguna modificación, el material se torna un poco distante a uno” explica Gonzalo. Dos recorridos, dos historias personales se juntan detrás de aquella melodía inicial. “Las ideas se van potenciando” sintetiza Darío.

Pareciera ser que una canción que no se abre, que no se suelta, se vuelve muda y sorda. Al no ser escuchada no puede retroalimentarse con la experiencia del otro. Por eso es momento de dejarla ir, de compartirla con ustedes (y nosotros). Es tiempo de que Darío y Gonzalo nos muestren sus “caminos”.