Las ciudades espejo

¡PRIMER PUESTO!

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Por Pepa Sánchez.

¿Has oído hablar de las ciudades espejo? Son esas ciudades que parecen todas y ninguna. ¿No? Sí, hombre, no puede ser que no hayas escuchado hablar de ellas. Son las que imitan, recuerdan o evocan otras, como las Ciudades invisibles de Italo Calvino. ¿Todavía no sabes de qué te hablo? Te voy a presentar una: Buenos Aires.

Tiene tejados y cafés que son París, murales que son Berlín y esquinas que son Madrid. Caminas y no sabes donde te encuentras pero justamente esa sensación de estar saltando de capital en capital te hace reconocer la ciudad. Recorres San Telmo visualizando Lisboa, su ambiente de puerto y prostíbulos de marineros donde igual podía nacer el tango que el fado; músicas que se meten en las entrañas y te sacuden, devolviéndote a la realidad con un aire de nostalgia. Recuerdas que estás en Buenos Aires cuando ves una milonga en la plaza aunque te parece que el baile no es más que la seducción de la saudade. Las artesanías te llevan por la calle Defensa hasta la plaza de Mayo y ahí, en la esquina, justo al lado de la Catedral, te encuentras ese edificio que acaban de sacar de la Gran Vía madrileña para ti. La vista se va hacia el obelisco y caminas por la Avenida de Mayo pensando que llegarás a Washington pero el café Tortoni se pone en tu camino y te lleva al París de principios de siglo XX.

No lo puedes evitar, no sabes dónde estás ni en tiempo ni en espacio y te ubicas tomando un subte, que no el metro, para llegar hasta Palermo. Palermo que ni es Italia ni es Nueva York, a pesar del apellido Soho, pero bien podría ser una parte del barrio de Prenzlauer Berg en Berlín con ese aire bohemio y cosmopolita. Si lo que buscabas era la gran manzana puedes ir hasta Puerto Madero, donde te sentirás pequeño bajo los rascacielos o puedes alejarte hasta la basílica de nuestra señora de Luján, que ya no sabrás si es esa o la catedral de San patricio de Nueva York. Eso sí, te dirán que tengas cuidado con las villas porque hay que evitarlas como si fueran fabelas.

Al final Buenos Aires se convierte en un laberinto del que es difícil salir. Te sientes perdido, buscas la salida, la encuentras, la miras y te mira de vuelta invitándote a volver atrás y descubrir la verdadera ciudad escondida entre los fragmentos.

Ahora ya lo sabes, te he contado el secreto, si la ciudad se transforma a cada esquina y ves tu reflejo será que estás en una ciudad espejo.

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  • […] contaros todos los recuerdos que me trajo esa ciudad y como me inspiró a escribir el texto de “Las ciudades espejo” que me permitió ganar el concurso de la revista Otro Mapa. Gracias a ello estoy haciendo el curso […]

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