El viaje de Maribel – Capítulo VII

  • por Romina Marelli | Ilustración: Aonik

Día 17, 14 horas

E

leuterio nos acaba de dejar en la Villa Ojo de Agua, no sé por qué ese nombre no me gusta, me da la impresión de que es un lugar humilde lleno de agua con gente que te mira, pero por suerte estamos de pasada. Martincito me dice que nos vamos a quedar a descansar para seguir nuestro camino, igualmente ¡siento muchas ganas de conocer Paraguay!

Suspiré porque no pierdo las esperanzas de encontrar algún hotel con piscina, mi love me dice que le gustaría que veamos los “pictogramas Del Cajón”, ¡Yessssss!!!, ¡vamos a un hotel con cine!, ¡qué emoción! Este hotel aparentemente está a 15 kilómetros de donde nos encontramos, así que él levanta su pulgar – selfie de mi cara 🙁 -.

A metros de la ruta por la cual veníamos vemos como un tornado de polvo, es un auto todo destartalado. Obvio que se detiene para levantarnos, qué suerte la mía.  Ya con mi cara llena de tierra sonrío y solo se ven mis dientes híper blancos.

Charly tiene rastas, sí, él es nuestro nuevo chofer que nos cuenta que tiene cuatro hijos y son todos hippies como él – mi cara 😮 -.  Hace 10 años que se dedica a cultivar y vivir de la Pacha (debe ser su suegra) pero por suerte es amable también y nos deja en una zona poco elevada con unas cuevas. Martincito tenía una mirada única, parecía emocionado. Nos bajamos y entramos en un lugar semi oscuro, Charly, que no hizo de guía, nos dijo: bienvenidos a Inti Huasi. ¡Por dios!,  para mi sorpresa no era un hotel, era un lugar lleno de dibujos infantiles como los de Juaco, mi hermanito.

Luego de recorrer todo el lugar Charly nos invitó a su casa. Había muchas gallinas y otros animales no domesticables. Después de cenar empiezo a buscar un lugar para acostarme y ¡horror! noto que no entrábamos, en ese momento veo a Martín desenroscar de su mochila ¡una carpa! Increíble. Estoy pensando seriamente en llamar a papá.

Lo ayudo a sostener ese nylon llamado iglú, Martín no borra su sonrisa de la cara. Nos acostamos una vez terminada su obra maestra y… ¿adivinen? el suelo es muy duro, las bolsas de dormir son muy incómodas y, para el broche de oro, se larga a llover torrencialmente y comienza a entrar agua por todos lados.

-¡Martin Nazar Anchorena Beccar estoy indignada!- grité, y ante mi enojo, él solamente me abrazó.

Día 18, 6.30 horas

Amanecimos pasados por agua y desayunamos con leche de un sabor espantoso. Creo que ya no aguanto más. Fuimos a caminar y el pueblo era muy chico con poca gente que nos saludaba como si nos conocieran de toda la vida. Debo reconocer que eso me gustó.

Volvimos a la casa de Charly y sus hijos no paraban de abrazarme, le pedí su baño prestado para ducharme, pero no tenían, así que me acercó unos baldes de agua tibia y me sumergí en una palangana gigante a resumir nuestro viaje.

Martín me abandonó y se fue en el micro, hicimos dedo, nunca paramos en un hotel, viajamos en camiones con olor a bosta incluido ( menos en el de Eleu que olia muy bien),  y ahora estoy en una carpa toda mojada tratando de bañarme. Conclusión: parezco un mono en un estanque, peluda, sin maquillaje, uñas con tierra, mis zapatillas rosas son marrones, los pelos pajosos,  sin una gota de crema para mi piel de ex porcelana, ni hablar de tener una noche romántica, o de descansar dignamente, ¡Martín, ¿qué hiciste de mí?!

Me quedé pensando un rato más en todo lo que me estaba pasando, logré serenarme usando todos mis conocimientos de relajación, conseguí llevar mi mente en blanco, tal cual me había enseñado el profe Swami de mindfullness, hasta que siento una caricia en mi mano, ¿será él que entró a mi mente?, ¡no! ¡por dios! ¡Es una cucaracha gigante!, salté de la palangana  corriendo hacia la cocina hasta notar la mirada atónita de cuatro niños, tres paisanos y una gallina ¡vieron una mujer desnuda!, agarré el mantel y todo lo que estaba encima de él voló por el aire, me tapé el busto sin darme cuenta de que mi parte trasera quedaba al descubierto mientras me alejaba corriendo hacia el cuarto de baño.

¡Es hora de hablar con papi!…..

  • Romina Marelli cruzarlapuerta.com

    Todo empezó gracias al amor,  comenzó a escribir en cuadernos soñando que se transformaran en libros. Creció con la idea de sanar heridas y se recibió de Licenciada en Instrumentación quirúrgica. Estudió varios años farmacia pero su pasión por la familia y viajar hizo que tomara la mejor decisión de su vida: dedicarse a esos dos últimos. Le encanta volar haciendo acrobacia en telas, fotografiar momentos únicos de sus viajes  y colaborar en el blog cruzarlapuerta.com. Otro Mapa encierra todo lo anterior.

  • Aonik Ilustradora

    Apasionada por el dibujo desde que tiene memoria. Desde chica soñó con poder dibujar personajes y crear historias como las que veía en televisión. La cultura japonesa en particular fue su gran fuente de inspiración e impulsora de su carrera artística. Mayormente autodidacta, aunque recientemente se recibió como Diseñador de Ilustración en la Universidad de Palermo. Pueden ver sus trabajos en aonik.deviantart.com/gallery/

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