Editorial: la quintaesencia

on este octavo número, cerramos el segundo año de Otro Mapa, completamos otra vuelta al mundo en cuatro estaciones.  Y elegimos a los cuatro elementos como componentes esenciales de aquello que tanto nos gusta contar y mostrar, el planeta.  Desde la antigüedad se los utilizó para explicar los patrones de la naturaleza y hoy, aquí, nos proponemos emplearlos para analizar nuestro vínculo con ella. Así, el Agua es refugio y también índice de una problemática que nos obliga a reeducarnos para que el Aire puro no sea privativo de unos pocos, porque la Tierra, en su inmensidad, nos somete a sus reglas, y el Fuego, ambivalente, puede ser principio de uno de los rincones más extraños y únicos del planeta o final de rituales ancestrales para la búsqueda de respuestas.

Y si de búsquedas se trata, esos cuatro elementos nos llevan a un quinto, el más especial. La Quintaesencia según Aristóteles, sinónimo de lo más perfecto, lo más puro e incorruptible. Una palabra hermosa,  pero que nos puede resultar demasiado abstracta, lejana, hasta que una película la llenó de sentido. En “La vida secreta de Walter Mitty” (Ben Stiller, 2013), un afamado fotógrafo que había conocido y retratado el mundo entero señalaba como la quintaesencia de la icónica revista Life a un simple curador de negativos. El espíritu de la revista, su alma, radicaba en los pequeños detalles, que cada uno de sus miembros realizara su labor, por invisible que pareciera, de la mejor manera posible. Allí estaba la clave.

Y ése espíritu es el que subyace a cada una de las notas que les estamos presentando. No importan las complicaciones, las horas ni los plazos, los 21 de cada mes estamos allí, hombro con hombro, brindándoles lo mejor que tenemos. Ésa es la fibra que nos mueve, la quintaesencia de Otro Mapa, la certeza de que el mundo sigue siendo algo por lo que vale la pena preguntarse.

Ilustración por Ramiro Cabrera